El Bla, bla blog de hoy es súper interesante, ya que aborda un tema del que poco se habla: LOS ALIMENTOS Y SU RELACIÓN CON LAS EMOCIONES.
Es conocido por muchas personas que ciertos alimentos ayudan a mejorar la vista (brócoli, zanahoria, salmón). Otros ayudan a tener una mejor memoria (aguacate, frutos secos, plátanos). Pero en muy poca o ninguna medida nos hablan de los alimentos que afectan nuestra emocionalidad. Por eso, hoy dedicaremos este artículo a ello.
Los científicos cada vez ahondan más en el tema alimenticio y se dan cuenta de que esto no responde solamente a una necesidad básica del ser humano. Hay mucho más detrás de ello. La alimentación también forma parte de un entorno cultural, social, religioso, económico y emocional. No es un secreto para nadie que existen personas que, al caer en depresiones profundas, sufrir algún trastorno mental, estrés o ansiedad, dejan de comer o, por el contrario, se refugian en cierto grupo de alimentos y desbordan su capacidad de poder procesar o no lo que han ingerido. Esto termina en problemas aún mayores, como trastornos de la alimentación (TDA).
En un artículo del portal web Infoalimenta, se explica cómo los alimentos azucarados, con texturas cremosas, suaves y con ciertas grasas producen una respuesta afectiva positiva generando endorfinas, dopamina, serotonina, etc., causando sensación de bienestar. Mientras que alimentos con sabores agrios, amargos o ácidos pudieran desencadenar una respuesta negativa o de rechazo. Esto tiene toda la lógica del mundo. Piensa por un segundo que cuando una persona se siente triste busca sabores dulces para sentirse mejor. Recurre a chocolates, helados, etc. Cuando se siente feliz también busca esos sabores, con la salvedad de que es posible que también busque otros sabores más atrevidos, como picante, por ejemplo. De hecho, se menciona en el artículo que: “los alimentos bajos en calorías incrementan las emociones positivas cuando ya están presentes”.
Por otra parte, la amígdala tiene una participación importante en la elección emocional de ciertos alimentos, ya que la información percibida por nuestro organismo llega a esta estructura subcortical y esto permite elegir si lo que estamos a punto de ingerir es bueno o no para nuestro cuerpo. Se basa en aspectos físicos de la comida y, a nivel más profundo, en un campo sensorial lleno de información almacenada en nuestro cerebro por experiencias previas provenientes del córtex orbitofrontal.
Ya casi para cerrar este artículo, debemos mencionar el tema de las dietas. Muchas veces nos auto imponemos regímenes alimenticios que no necesariamente son los más saludables o acordes a nuestros requerimientos. Por este motivo, te aconsejamos siempre consultar a un experto, ya que una alimentación inapropiada podría afectar tu rendimiento mental y emocional, hacerte salir de la dieta por la urgencia que pueda tener tu organismo de cierto tipo de nutrientes y desencadenar así todo tipo de reacciones indeseadas.
Mahalo por leer,
A hiki i ka manawa aʻe
2 Comments
Waiting for news
Thank you for the information provided